CAPÍTULO TRES: A BUSCAR Y DESAPARECER


En las colonias, el grupo de los diez mejores comenzó a preguntarse por la ausencia de los cabos Julián y Federico, pero de ninguna manera se les ocurrió pensar que los podía tener Ruperto.

Los ocho magos salieron a buscarlos y se separaron para rastrillar bien la zona. El cabo Tomás y el cabo Rodrigo, que patrullaban las colinas bajas, fueron reportados como desaparecidos y esto, realmente preocupó a los otros seis magos, que se agruparon de inmediato para estudiar la situación.

Lo que ninguno podía saber o siquiera imaginar, era que el general Ruperto había regresado de las tinieblas a dos de sus viejos enemigos: Tariana y Mormónico. Éstos, habían capturado a los dos cabos y los tenían encerrados en dos cuevas distintas. Las instrucciones del macabro plan eran obedecidas al pie de la letra.

El general Ruperto estaba como loco y quería vencer, vencer y vencer. Tanto es así, que ordenó la captura inmediata de los otros seis.

Los seis magos seguían buscando a sus compañeros y nada. Volvieron a reagruparse en la montaña de Los Sentimientos y nada, pero no se dieron por vencidos, los encontrarían a pesar de todo y empezaron a pensar que alguien de Ruperto estaba detrás de todo. Un frío helado les caminó por la espalda, ellos corrían un gran peligro y lo sabían.

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