CAPÍTULO UNO: RUPERTO VOLVIÓ


La vida en las colonias transcurría normalmente.
Sus habitantes disfrutaban del trabajo cotidiano y muy pronto retornaron las risas, los cantos y la alegría.
Sin embargo, un aroma agrio y pestilente llegaba desde las colinas bajas. Nadie parecía notarlo, pero hasta el observador más distraído podía darse cuenta que se divisaba una espesa bruma rojiza más allá del horizonte.

Un halo de misterio asechaba a las colonias mágicas y todo permanecía tranquilo, como si la paz conquistada durara para siempre.

Ruperto había vuelto y nadie, ni siquiera los diez mejores, habían imaginado esa posibilidad.

El general Ruperto, mucho antes de la batalla final, había construido un monstruo y lo había programado para que lo reconstruyera en caso de no sobrevivir al ataque.
Para esto, Ruperto había cargado en un CD toda su memoria y el monstruo, lo único que debía hacer era armarle un cuerpo nuevo y descargar toda la información en él.

Y así lo hizo.

Ruperto volvió con mucha sed de venganza contra los diez mejores. Su misión era destruirlos uno por uno. Y como nadie sabía de su regreso, tuvo el tiempo suficiente para ir, de a poco, haciéndose un ejército.

Finalmente su ejército estaba listo. ¡¡Un millón de monstruos!!

-¿Quién de los hechiceros caerá primero?- Preguntó Ruperto, y una risa malévola se escuchó a kilómetros y kilómetros a la redonda… JUA-JA-JA

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